El dolor de espalda aparece por un mecanismo neurológico. En algunos casos, este mecanismo es activado por alteraciones de la estructura de la columna vertebral (artrosis, hernias discales, estenosis canal etc), que se pueden ver en radiografías o Resonancias Magnéticas.
Sin embargo, en muchos casos el dolor aparece por otras causas, como sobrecargas o lesiones de la musculatura o los ligamentos. En esos casos, las radiografías o la Resonancia Magnética pueden ser normales aunque haya dolor y limitación de la movilidad.
Índice de contenidos.- El dolor de espalda según los estudios científicos.
- Cómo aparece y se mantiene el dolor de espalda.
- Lesión estructural. El mecanismo neurológico que causa el dolor.
- Contractura muscular, qué es.
- Cómo causa el dolor la contractura muscular.
- Inflamación. En qué consiste.
El dolor de espalda según los estudios científicos.
Antiguamente se creía que el dolor de espalda se debía siempre a alguna anomalía o alteración estructural de la columna vertebral (artrosis, escoliosis, hernias discales) y, a la inversa, que siempre que existía alguna de éstas aparecía dolor. Hoy en día se ha demostrado que no es así.
En la mayoría de los pacientes con dolor de espalda, y especialmente en los crónicos, no se demuestra ninguna alteración estructural que pueda explicar sus síntomas. Los estudios científicos demuestran que en la mayoría de esos casos las pruebas diagnósticas más sofisticadas, incluyendo la resonancia magnética, dan resultados normales o encuentran anomalías irrelevantes, que no justifican las molestias.
Cómo aparece y se mantiene el dolor de espalda.
El dolor de espalda aparece y se mantiene mediante un mecanismo neurológico que activa unas fibras nerviosas concretas -conocidas como A delta y C, o “sensibles a la capsaicina” o “nervios del dolor”. Su activación causa dolor y desencadena inflamación y contractura muscular. Así se constituye un círculo vicioso porque la inflamación y la contractura muscular mantienen activados los nervios del dolor.
Existen estudios científicos que demuestran que si la activación de las fibras A delta y C dura más de cierto tiempo, se ponen en marcha mecanismos bioquímicos que pueden perpetuar su activación indefinidamente. En esa situación, el dolor se mantendrá aunque desaparezca la causa que inicialmente lo desencadenó.
Lesión estructural. El mecanismo neurológico que causa el dolor.
Este mecanismo neurológico que causa el dolor, la inflamación y la contractura muscular: Puede ser desencadenado por alguna lesión estructural. Por ejemplo, cuando se produce una hernia discal se activan los nervios del dolor que están en las capas externas del disco al entrar en contacto con las sustancias que están en su interior. En este caso, una Resonancia Magnética permitiría ver la rotura de la envuelta fibrosa y precisar la causa del dolor. Pero también puede desencadenarse sin lesión estructural.
Por ejemplo, el mantenimiento de una postura incorrecta puede sobrecargar un grupo muscular y provocar su contractura, excitando los nervios del dolor que lo inervan. Si la musculatura del paciente es insuficiente o asimétrica, la sobrecarga puede mantenerse mucho tiempo o repetirse periódicamente. En este caso, ninguna exploración radiológica permitiría ver la lesión que causa el dolor.
Contractura muscular, qué es.
La contractura muscular consiste en la contracción persistente e involuntaria de un músculo. Puede ser causa o consecuencia del dolor de espalda. En estos casos, la contractura aparece esencialmente cuando se exige al músculo un trabajo superior al que puede realizar, ya sea intenso y puntual, por ejemplo, un esfuerzo excesivo, o mantenido y menos intenso, por ejemplo, quedarse unas horas en una postura inadecuada.
Por otra parte, algunas anomalías de la columna vertebral o desequilibrios entre la potencia de la musculatura favorecen que unos grupos musculares estén trabajando constantemente más de lo necesario, lo que les predispone a contracturarse. En esa situación, es fundamental hacer el ejercicio adecuado para cada caso específico para contrarrestar esa tendencia y evitar la repetición de las crisis.
Cómo causa el dolor la contractura muscular.
La contractura muscular causa dolor de espalda por varios mecanismos: La contractura de un músculo activa directamente los nervios del dolor que están en él, desencadenando dolor de espalda. Además, el músculo contracturado puede comprimir la arteria, disminuyendo el riego sanguíneo a la zona.
En esa situación se forma un círculo vicioso porque el músculo con menos riego tiende a contracturarse más fácilmente y, además, la falta de sangre activa más los nervios del dolor. Si esa situación se mantiene un período prolongado o se repite con frecuencia, el músculo se contractura cada vez más con mayor facilidad. En esa situación, hacer el ejercicio físico adecuado a cada caso es fundamental para romper esa tendencia.
Inflamación. En qué consiste.
La inflamación consiste esencialmente en una gran dilatación de los vasos sanguíneos junto con una apertura de sus poros, permitiendo el paso de líquido, sustancias y células desde la sangre a los tejidos, por lo que éstos aumentan de volumen y temperatura.
La activación de los nervios del dolor provoca la liberación de varios neurotransmisores que dilatan los vasos y abren sus poros, desencadenando la inflamación del tejido en el que son liberados. Esta es la llamada inflamación neurógena, y algunos de los neurotransmisores implicados son el CGRP (calcitonin-gene-related-peptide), la NKA (neuroquinina A) y, sobre todo, la Sustancia P (SP).
Inflamación humoral, qué es y qué consiste.
Además, algunas células de la sangre se activan en determinadas circunstancias, especialmente cuando detectan la presencia de microbios, liberando sustancias que atraen a otras células de defensa del organismo, dilatan los vasos, abren sus poros y permiten el paso de esas células a los tejidos. Esa es la conocida como inflamación humoral y algunas de las sustancias liberadas son las prostaglandinas y los leucotrienos.
Se ha demostrado que la inflamación neurógena y humoral se potencian entre sí y que ambos procesos están implicados en los dolores de espalda. Eso explica la eficacia de los antiinflamatorios para su tratamiento, puesto que dificultan la fabricación de prostaglandinas e impiden la potenciación de la inflamación humoral y neurógena.